Sueño de la tierra
en el columpio de algún cuento,
¿brillará en la
distancia el reflejo de tu mar?
Cuánta inquietud
prevista de escenas en un juego,
barcas hubo a la
deriva, barcas vienen y se van…
Mas sonríe el sol
envuelto en diásporas y besos
buscando aquella
tarde que no espera para amar.
Bordaré el blanco manto que nos cubra alma y cuerpo
desde el arte que
navega suspirando eternidad.
Todo sé, todo
sabemos de esta piel, certeza y credo
y no hay nada que
agitar ni traspasar de su lugar.
Entre pasos se
entreteje el umbral de los espejos
y las señas y la
arena se transforman al andar.
Todo sube iluminando secreto de los cielos.
Todo espera y todo
calla… cuando nos ven pasar.
Es la historia sostenida por la luna y nuevos versos,
es la mágica
armonía de mi brisa y de tu mar…
María A. Mónaco